Teólogo alemán cuya ruptura
con la Iglesia católica puso en marcha la Reforma protestante (Eisleben,
Turingia, 1483-1546). Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se
hizo monje agustino en 1505 y comenzó a estudiar Teología en la Universidad de
Wittenberg, en donde se doctoró en 1512.
Siendo ya profesor comenzó a
criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica: Lutero
protestaba por la frivolidad en la que vivía gran parte del clero
(especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar durante una
visita a Roma en 1510) y también el que las bulas eclesiásticas -documentos que
teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos-
fueran objeto de un tráfico puramente mercantil.
Las críticas de Lutero
reflejaban un clima bastante extendido de descontento por la degradación de la
Iglesia, expresado desde la Baja Edad Media por otros reformadores que se
pueden considerar predecesores del luteranismo, como el inglés John Wyclif
(siglo XIV) o el bohemio Jan Hus (siglo XV). Las protestas de Lutero fueron
subiendo de tono hasta que, a raíz de una campaña de venta de bulas
eclesiásticas para reparar la basílica de San Pedro, decidió hacer pública su
protesta redactando 95 tesis que clavó a la puerta del castillo de Wittenberg
(1517).
La Iglesia hizo comparecer
varias veces a Lutero para que se retractase de aquellas ideas (en 1518 y
1519); pero en cada controversia Lutero fue más allá y rechazó la autoridad del
papa, de los concilios y de los «Padres de la Iglesia», remitiéndose en su
lugar a la Biblia y al uso de la razón.
En 1520, Lutero completó el
ciclo de su ruptura con la Iglesia, al desarrollar sus ideas en tres grandes
«escritos reformistas»: Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación
alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y Sobre la libertad cristiana.
Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como hereje en una bula que
Lutero quemó públicamente (1520); y el nuevo emperador, Carlos V, le declaró
proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms (1521). Lutero permaneció
un año escondido bajo la protección del elector Federico de Sajonia; pero sus
ideas habían hallado eco entre el pueblo alemán y también entre algunos
príncipes deseosos de afirmar su independencia frente al papa y frente al
emperador, por lo que Lutero no tardó en recibir apoyos que le convirtieron en
dirigente de un movimiento religioso conocido como la Reforma.
Desligado de la obediencia
romana, Lutero emprendió la reforma de los sectores eclesiásticos que le
siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la cual dotó de
una base teológica. El luteranismo se basa en la doctrina (inspirada en
escritos de san Pablo y de san Agustín) de que el hombre puede salvarse sólo
por su fe y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni
mucho menos suficientes para alcanzar la salvación del alma; en consecuencia,
expedientes como las bulas que vendía la Iglesia católica no sólo eran
inmorales, sino también inútiles.
Lutero defendió la doctrina
del «sacerdocio universal», que implicaba una relación personal directa del
individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia,
privando a ésta de su justificación tradicional; la interpretación de las
Sagradas Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino
que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual
ésta debía ser traducida a idiomas que todos los creyentes pudieran entender
(él mismo la tradujo al alemán, creando un monumento literario de gran
repercusión sobre la lengua escrita en Alemania en los siglos posteriores).
También negó otras ideas
asumidas por la Iglesia a lo largo de la Edad Media, como la existencia del
Purgatorio o la necesidad de que los clérigos permanecieran célibes; para dar
ejemplo, él mismo contrajo matrimonio con una antigua monja convertida al
luteranismo. De los sacramentos católicos Lutero sólo consideró válidos los dos
que halló reflejados en los Evangelios, es decir, el bautismo y la eucaristía,
rechazando los demás.
Al rechazar la autoridad
centralizadora de Roma, Lutero proclamó la independencia de las Iglesias
nacionales, cuya cabeza debía ser el príncipe legítimo de cada Estado; la
posibilidad de hacerse con el dominio sobre las Iglesias locales (tanto en su
vertiente patrimonial como en la de aparato propagandístico para el control de
las conciencias) atrajo a muchos príncipes alemanes y facilitó la extensión de
la Reforma. Tanto más cuanto que Lutero insistió en la obediencia al poder
civil, contribuyendo a reforzar el absolutismo monárquico y desautorizando
movimientos populares inspirados en su doctrina, como el que desencadenó la
«guerra de los campesinos» (1524-25).
La extensión del luteranismo
dio lugar a las «guerras de religión» que enfrentaron a católicos y
protestantes en Europa a lo largo de los siglos XVI y XVII, si bien las
diferencias religiosas fueron poco más que el pretexto para canalizar luchas de
poder en las que se mezclaban intereses políticos, económicos y estratégicos.
El protestantismo acabó por consolidarse como una religión cristiana separada
del catolicismo romano; pero, a su vez, también se dividió en múltiples
corrientes, al aparecer disidentes radicales en la propia Alemania (como Thomas
Münzer) y al extenderse el protestantismo a otros países europeos en donde
aparecieron reformadores locales que crearon sus propias Iglesias con doctrinas
teológicas diferenciadas (como en la Inglaterra de Enrique VIII o la Suiza de
Zuinglio y Calvino).
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